La
poca atención que hasta hace poco se ha prestado al aparato
reproductor masculino ha provocado que las enfermedades genitales
que padecen los hombres sean generalmente menos conocidas que
las de mujeres. Exceptuando las dolencias de la próstata,
pocas patologías masculinas y sus síntomas son
reconocidas incluso por los propios individuos susceptibles
de padecerlas, por lo que es habitual que la temida visita al
especialista, en este caso el urólogo, se retrase más
de lo deseable y se realice cuando las molestias alcanzan su
momento crítico. De entre las patologías que el
aparato genital masculino puede sufrir, este mes destacamos
varias dolencias de los testículos: la epidedimitis (infección
del epidemio, la estructura en la que se depositan los espermatozoides
para madurar), la orquitis (infección de los testículos)
y la orquiepididimitis (infección de ambas estructuras).
Infecciones
testiculares
Los
testículos tienen como misión fundamental la
formación de espermatozoides. En su parte posterior
se encuentra una estructura tubular, el epidídimo,
en la que los espermatozoides se van depositando para su maduración.
Esta estructura se une al conducto deferente, por el que los
espermatozoides ya maduros llegan a las vesículas seminales,
donde son de nuevo almacenados hasta la eyaculación.
Con frecuencia estas estructuras pueden infectarse y provocar
una orquitis, infección del testículo, una epidedimitis,
infección del epidídimo o bien a una orquiepididimitis,
infección de ambas estructuras, que pueden afectar
a la fertilidad del hombre que las sufre.
La
orquitis aguda o infección aislada del testículo
es más bien rara porque es una estructura bastante
resistente a la infección por la gran vascularización
sanguínea y linfática, que le confieren unas
buenas defensas. Lo más frecuente es que se produzca
la infección por vía ascendente o canalicular
a través del conducto deferente y epidídimo
cuando se produce una uretritis, prostatitis, infección
urinaria, maniobras instrumentales, cateterismos, etc.
Paperas y relaciones sexuales
Una
causa frecuente de orquitis son las paperas -un 30% de quienes
las contraen después de la pubertad padecen orquitis-,
que pueden provocar a los cuatro o cinco días dolor
e hinchazón testicular en uno o en ambos testículos.
Las orquitis pueden producir infertilidad y atrofia (disminución
del tamaño del testículo), complicación
que se da en un tercio de los jóvenes afectados por
orquitis.
La epididimitis aguda es más frecuente que la orquitis
y se extiende también a los testículos, por
ello se habla de orquiepididimitis. Una de las causas más
frecuentes de su aparición es la infección por
transmisión sexual, que afecta a hombres hetero y homosexuales.
En los jóvenes heterosexuales entre 19 y 35 años
los gérmenes que más frecuentemente la provocan
son el Nisseria gonorrhoeae, gonococo que causa la gonococia,
y la Clamydia trachomatis, mientras que en varones homosexuales
es el Escherichia Coli, que se transmite a partir del coito
anal.
Podemos,
por tanto, hablar de dos grupos de factores de riesgo:
1.-
Factores de riesgo para la orquiepididimitis no transmitida
sexualmente:
Vacunación inadecuada para la parotiditis (paperas)
Anomalías congénitas de vías urinarias
Infecciones recurrentes de las vías urinarias Edad
superior a los 45 años Cirugía de las vías
urinarias, próstata,.. Catéter uretral permanente2.-
Factores de riesgo para la orquiepididimitis transmitida sexualmente:
Múltiples parejas Comportamientos sexuales de alto
riesgo Antecedentes de pareja sexual que haya padecido enfermedades
de trasmisión sexual (ETS) Antecedentes personales
de gonorrea o de otras enfermedades de transmisión
sexual.
Síntomas
y tratamiento
Los
síntomas que produce la orquiepididimitis son claros:
Inflamación e hinchazón del escroto Testículo
sensible, doloroso, hinchado y con sensación de pesadez
Fiebre En ocasiones flujo más o menos purulento por
el pene, la secreción uretral es más frecuente
si la infección es por clamidias Dolor al orinar Dolor
en las relaciones sexuales y en la eyaculación Dolor
en región inguinal Semen a veces sanguinolentoEl diagnóstico
de la afección es sencillo mediante la sintomatología
y la exploración física además
de los signos de inflamación escrotal, suele haber
también hinchazón de la ingle y aumento de tamaño
de los ganglios linfáticos de la zona-. También
se utilizan análisis de orina, en los que se efectúa
un cultivo para identificar el germen causante, y análisis
de sangre. Si hay que descartar otras patologías, se
puede realizar una prueba mediante ultrasonidos Doppler (para
examinar el flujo de sangre en las venas de la zona) y una
gammagrafía testicular (que permite obtener la imagen
interior de la parte afectada para comprobar su estado).
El
tratamiento requiere de antibióticos y se recomiendan
una serie de medidas generales, como el reposo en cama, un
suspensorio testicular si se considera oportuno, la toma de
antiinflamatorios no esteroideos para prevenir la obstrucción
de las vías espermáticas y a veces la infiltración
con anestésicos locales en el cordón espermático.
En el caso de afectados por gonorrea o clamidia es fundamental
evaluar y tratar a las parejas sexuales, sobre todo si hubo
contacto durante los 30 días previos a la aparición
de los síntomas.
La evolución suele ser positiva y sin complicaciones,
si bien en ocasiones puede quedar una fibrosis cicatricial
que produce azoospermia (improducción de espermatozoides).
La influencia de la gonorrea
Una
de las causas de orquiepididimitis es la gonorrea, enfermedad
infectocontagiosa exclusiva de la especie humana y que se
transmite por contacto sexual. La incidencia más elevada
de gonorrea o gonococia se da en países en desarrollo,
de forma muy especial en los destinos del llamado turismo
sexual, pero no hay estadísticas precisas. En
los pases desarrollados la incidencia se fija en cerca de
35 casos por 100.000 habitantes. La tasa de ataque más
elevada se sitúa entre los 20 y 24 años, pero
el mayor riesgo se presenta en mujeres entre 15 y 19 años.
El riesgo para una mujer de adquirir la infección a
partir de un hombre infectado se estima en un 50-70%, mientras
que el riesgo para un hombre a partir de una mujer infectada
es un 20-30%. Este porcentaje estima las probabilidades de
adquirir la infección tras una relación sexual.
La
gonococia tiene mayor incidencia en poblaciones de bajo nivel
socioeconómico y educativo y es más frecuente
en ambientes urbanos. El llamado turismo sexual,
el descontrol sanitario de la prostitución, la mayor
promiscuidad sexual y la ausencia de medidas preventivas en
las relaciones sexuales están provocando el aumento
de su incidencia.
La infección puede ser asintomática, lo que
le confiere un alto grado de peligrosidad por la posible transmisión
de la enfermedad. En los hombres la gonococia tiene un periodo
de incubación de 2-5 días. Tras este plazo,
aparece una secreción mucosa por la uretra asociada
a picor, que va evolucionando a secreción purulenta
y síntomas inflamatorios en el meato uretral. Es bastante
habitual que se produzca una orquiepididimitis y/o prostatitis.
En las mujeres, la infección se localiza en el endocervix,
la parte más interior del cuello uterino, y suele dar
síntomas muy poco específicos, como leucorrea
(flujo), molestias discretas al orinar o picor en genitales.
En estos casos localizados de infección hasta un 50%
de las infectadas pueden permanecer asintomáticas,
con lo que muchas veces se mantienen relaciones sexuales sin
ningún tipo de precauciones.
El
mayor problema actual de esta enfermedad ha sido la aparición
de resistencias a los antibióticos, lo que ha provocado
complicaciones y cronificación de la enfermedad. La
utilización de preservativo cuando se mantienen relaciones
sexuales con parejas no estables deviene fundamental para
la prevención de esta infección.
Infecciones testiculares
Cada
testículo está unido a una serie de órganos,
que le permiten madurar, transportar y almacenar los espermatozoides
producidos. Estos órganos pueden sufrir infecciones
que puedean afectar a la normal producción de esperma.
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